Cuando fundé el nacional socialismo sabía que estaba siguiendo un necesario camino lleno de espinas.
Tanto el tercer III como expresión de un estado Alemán puro e intachable, como el movimiento de Consciencias creado que representa hoy más que nunca la única forma de hacer política para y desde el pueblo, serían solo nombres si no hubieran estado expresados e impulsados por las energías del corazón que vienen desde la esencia pura del hombre y lo trascienden todo.
Así por sentir Amor pude sentir el dolor y la miseria, pude llorar con los desposeídos, con aquellos que lo habían perdido todo, así pude crear dentro de mí y de los que me escucharon el valor, la inquebrantable firmeza y el orgullo necesario para hacernos responsables de la vida, fue ese profundo Amor que me dio las fuerzas y la firmeza inconmovible para apartar a los muertos en vida que esclavizaban y asfixiaban todo rastro de dignidad y humanidad movidos ,
por una fría maldad no nacida en este mundo.
La guerra sobrevino de manera inevitable porque aquellos que no desean la vida, la odian por no tenerla, no soportaron que la luz de las consciencias creciera y alumbrara un destino nuevo y hermoso, lleno de pureza y de vida, de hidalguía y poder, ellos nunca creyeron que podíamos hacerlo y sin embargo lo hicimos, demostrándole al mundo que es posible vivir de otra forma que antes, después y siempre tendremos la fuerza necesaria para cambiar el destino, que la única premisa es no desfallecer, no rendirse, no entregarse, pues ellos caerán ante nuestros ojos para no levantarse jamás porque no pueden trastocar lo divino grabado en la esencia del hombre.
Todos piensan y creen que perdimos la guerra, todos piensan que lograron cumplir sus designios aquellos que traicionaron y sacrificaron a los suyos pero no es así pues la guerra y la batalla exterior e interior fue ganada por la humanidad aunque el campo de batalla quedó en sus manos, también pagaron un altísimo precio, el saber que no pudieron quebrarnos, que inevitablemente perderán pues su pálida victoria es incompleta;
Porque la esencia divina de los hombres no fue alcanzada, porque las semillas igualmente florecieron por millares, porque quedó grabado y latente en el inconsciente colectivo que son débiles y traicioneros que solo pueden obtener resultados a través de la mentira y el engaño,
saben también que su final se aproxima, que los pueblos ya no podrán ser engañados como antes por consiguiente su único artilugio se desvanecerá y desaparecerá y ahora ustedes verán los resultados.
Antes creí que la forma de suceder de los acontecimientos era manejada íntegramente desde arriba, hoy se que no es así porque gran parte de los resultados visibles y ocultos dependieron y dependerán del valor, la fe y la sangre de nuestra gente de nuestros amados pueblos, hermanos y soldados, ellos dignificaron la verdadera Victoria sobre el superficial y visible resultado, la Dignidad siempre volará por encima de todo demonio transformándolos en cenizas.
Ellos lo saben bien, saben que el hombre libre se levantará en todos los países como ya pasó antes, ellos verán un solo movimiento nacional socialista universal ya no como el que fundé para el pueblo alemán sino nacido desde el mundo todo que se liberara de manera total absoluta y definitiva de aquellos por los que no corre sangre en sus venas sino un líquido no humano que los marca no solo con una estrella de vergüenza sino con el hedor del odio.
El Nacional Socialismo fue el principio, ahora se extenderá por todos los países, se llamará de muy distintas maneras, será implementado y ejecutado de diversas formas por los mismos seres, son ellos y serán iguales entre sí, portadores de Humanidad y Verdad, dignos representantes de la Libertad floreciente para la raza humana, librada en su totalidad por la mano fuerte leal y firme nacida de ese mismo Amor que brotó de mi pecho, ahora representado por quienes no podrán ser manipulados ni engañados, quienes expulsarán para siempre la infección sionista de este sagrado tiempo y lugar.
Volveremos a vernos y nos reconoceremos como Hermanos. adolf hitler